¡Tu cara me suena!

 

Tras tres años desde la pandemia, aun existían obstáculos que impedían volver a una rutina normal en algunos entornos. Todos conocíamos la necesidad del uso de mascarillas en farmacias, centros de salud, podólogos, etc. La mayor parte de ellos, servicios en los que sueles pasar un rato, normalmente elegidos por ti mismo, tras los cuales vuelves a guardar tu mascarilla y poco más.

Visto así, parece de sentido común que se haya mantenido su obligatoriedad tanto tiempo. Es una medida que te salva de contagios y sin demasiadas molestias, salvo la de recordar llevar siempre a mano una.

Hay otros espacios en los que las mascarillas se han mantenido: las residencias. Espacios en los que las personas viven y que son atendidas por otras. Pareciera que, en estos casos, la retirada de las mascarillas tuviera el mismo impacto que el de las farmacias, los podólogos, .... Pero no es así...Para las personas con discapacidad intelectual y grandes necesidades de apoyo, el uso de estas máscaras por parte de las personas que trabajan en el servicio, ha supuesto un verdadero obstáculo para identificarlas.

 Desde el pasado 5 de julio, nos vemos las caras de nuevo, en el que volvemos a mostrar las sonrisas. Todo un motivo de celebración


 








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