Hace un año que
nuestra vida cambió: Confinamiento, incertidumbre, temor... Una nueva realidad
fue acercándose a nosotros, una realidad que a día de hoy aún no está dispuesta
a abandonarnos.
Sois muchos
los que sabéis sobre la experiencia vivida en nuestra Residencia. Nos libramos
de la primera ola, aunque no de la segunda, que logramos superar, aunque no sin
echar de menos a quienes nos dejaron...
Con motivo de
las medidas de prevención, propuestas por la administración sanitaria para
evitar situaciones de las que nos lamentemos, hoy no podemos hablar de una
residencia, sino de “dos plantas”... Personas que han sido una gran familia y
que ahora se ven obligados a convivir sin compartir espacios entre ellos.
Si valoramos
los espacios, estas instituciones no se encuentran preparadas para una
separación adecuada, como ya venimos refiriendo en varias entradas. Ni se
adaptan a las necesidades reales de quienes vivimos allí.
Relaciones de
años se ven limitadas por las medidas. Porque nadie está preparado para no
poder abrazar a nuestros familiares y amigos, pero cuando sabes que una persona
muy relevante para ti (de esa "familia" con la que convives) se
encuentra en "planta baja" mientras a ti te toca estar en
"planta alta", es imposible comprenderlo, por mucho que te lo
expliquen cada día.
Este mes
parece estar dando una tregua, permitiendo otra vez salir a la calle, volviendo
a ver a familiares (a cuentagotas, pero permitiéndolo), pudiendo ver a tu amig@
de planta baja a 3 metros al aire libre, mientras cada uno disfruta de sus
paseos en sus correspondientes “grupos de convivencia”... Pero no podemos evitar
preguntarnos hasta cuándo durará esa "pseudolibertad", hasta cuándo
dejaremos de vivir en un servicio con cartelería de hospital, ese mismo que
hace un año era nuestra casa, por la que recorríamos cada rincón... Vivimos
ahora con personas de apoyo vestidas de blanco (con el temor que nos da a
algunos) y mascarillas que cubren sus caras, que nos impiden reconocerlas hasta
que escuchamos sus voces. Las mismas personas que no pueden darnos un abrazo
sin embadurnarse en gel hidroalcohólico cada vez que nos van a tocar.
¿Cuándo
volverá esa vuelta a la comunidad? ese vivir en mi barrio, disfrutar de mis
servicios como un ciudadano más. Nos han vacunado de los primeros, prometiendo
que esta medida nos protegería, nos ayudaría a volver a disfrutar de todo
aquello que ansiamos, que es solo pisar esta "casa" para dormir... Y
sin embargo, para "protegernos" aún debemos esperar….
Los que andáis
fuera, los que tenéis menos restricciones que nosotros, recordad que somos
muchas las personas que necesitamos que cumpláis con vuestra parte “del trato”;
que seáis escrupulosos con el cumplimiento de las medidas que os toca asumir.
Somos muchas las personas que seguimos esperando; somos muchos los que estamos
dentro….
Comentarios